El amor maternal como fuente de inspiración


ONELIA CHAVECO

    El equilibrio, entre atender a su niña de 10 años en casa y a 131 trabajadores en una fábrica, es el punto justo que ha colocado en el fiel de la balanza la joven madre y empresaria Angélica María Chorens  Fernández, directora general de Oleohidráulica Cienfuegos.

   Cuando Angélica  habla de su pequeña Mariángel Martínez Chorens,  sale tanto amor de sus palabras que una no puede desprenderse de ese halo maternal, mientras escucha cuán bien le va en la escuela a su hija o sobre la inclinación hacia la pintura.

   La empresaria marcha hacia su labor a las siete de la mañana y regresa al seno familiar casi siempre a las siete de la noche,  para ver a la niña antes de dormir.

   “En principio fue difícil –cuenta Angélica- porque asumir la tarea en una fábrica única de su tipo en Cuba, con surtidos de gran demanda, requiere de mucho tiempo pues es una responsabilidad mayor; primero se impactaron todos en casa, luego se fue encaminando  el engranaje hogar-escuela-empresa.

   “Mi hija, mi madre  y yo debimos adaptarnos a ese sistema de trabajo y buscar los modos para mantener el contacto, ese reencuentro diario.

   “No importa a qué hora regresas, lo cardinal es atender sus tareas, revisar las libretas, conversar con ella, equilibrar el tiempo, visitar la escuela, llamar a la maestra, porque según la forma en que eduquemos a los hijos será su manera de ser en el mañana.

   “Cuando llego ya mi mamá tiene adelantada la comida, pero la parte del fregado y la última limpieza las realizo yo, mientras los fines de semana nos alternamos  las tareas hogareñas.

   “En fin, debemos buscar ese tiempo para la familia. El trabajo no debe  ser un obstáculo, sino un placer.

   “Procedo de otra entidad, una comercializadora, por tanto asumir una joven como yo la misión al frente de Oleohidráulica Cienfuegos es una opción  de envergadura, para demostrar la capacidad  y consagración y en ello es fundamental el apoyo que nos den los padres y los hijos.

   “Me dan esa tarea en un momento importante de mi vida, en medio de una Maestría  en ingeniería industrial, donde el diseño es el principal eje de la investigación.

   “Asumir la conducción de la vieja  planta de motores Diesel resultó una sorpresa a nivel personal porque  es una fábrica grande, complicada,  aunque posee un consejo de dirección bien consolidado,  y el colectivo obrero acumula más de tres décadas apegado a su puesto de trabajo.

   “Deviene satisfacción para mí  porque esta es una empresa donde se ve la transformación de la materia prima, y cómo se alcanza un producto terminado de calidad y de gran demanda en la economía nacional.

   “A veces una se pregunta cuánto pueden hacer las máquinas con casi 60 años, y observa cuán valiosos son los hombres  y mujeres que trabajan en ellas. Es un reto agradable,  de esos que  uno dice vamos a hacerlo, hacerlo bien y a unir a toda la gente en función de mantener  los resultados de la empresa, construida  en los años 60 por iniciativa del entonces ministro de industria Ernesto Che Guevara.

   “Imagínate que cuando el Che visitó la planta en construcción y montaje, aquí había una sola mujer: Ana Jaureguí González, electricista; sin embargo ahora somos 30 en los diferentes  frentes, con las áreas consolidadas,  donde hay tres dirigentes.

   “Ello ilustra el fortalecimiento del papel de la mujer y muestra cuán capaces somos de emprender, dirigir y guiar en una empresa, y a la par estar ahí siempre para ayudar a los hijos a mantener el rumbo.

 “Creo que alcanzar el techo de cristal*, no es solo un nivel de crecimiento porque sí,  o únicamente en la parte personal, sino que al paso de los años, se consolide todo con la aplicación de la ciencia,  y el respaldo de obreros, obreros calificados,  técnicos medio e ingenieros.

   “Contamos con un colectivo mayoritariamente masculino, lo que siempre crea expectativa y respeto a la hora de dirigir, pero creo que aunque se adopten decisiones firmes,  siempre tendrán una dosis de ternura por venir de una directora, y el sentimiento maternal se impone.

   “Aunque también hay expectativas de parte de ellos, porque por primera vez se sienten dirigidos por una mujer, las respuestas han sido buenas, y me dicen: ‘No se preocupe la vamos a apoyar’, y eso reconforta, porque es como el apoyo que pudieran brindar  todos los días los hijos a su madre”. (Por Onelia Chaveco, ACN)

*El techo de cristal consiste en las barreras invisibles dentro del entramado estructural de las organizaciones que no permite o impide el acceso de las mujeres a puestos de mayor responsabilidad, según la investigación científica de la doctora Yamila Rodríguez Sotomayor y otros autores,  titulada Glosario de términos relacionados con la perspectiva de género en Ciencias de la Salud, publicado en la Revista de Salud Cubana  Medisan en diciembre de 2020.

Acerca de Onelia Chaveco

Soy periodista cubana
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